12/12/16



Y así, cuando una mujer mía  entrega su corazón después a otro ser, yo me quedo sin remedio, sin arreglo alguno,  como las costras viejas de pintura  que caen  de una pared antigua, revelándome como un ser diferente que asoma un brio inigüalable...
Y es ahí, cuando a ellas' se les abre la piel y transmutan su ego en ira...

2 comentarios:

JIveth Centauro dijo...

Siempre fue ella. Y por ella, yo no pude ser. :(

JIveth Centauro dijo...
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