Y así, cuando una mujer mía entrega su corazón después a otro ser, yo me quedo sin remedio, sin arreglo alguno, como las costras viejas de pintura que caen de una pared antigua, revelándome como un ser diferente que asoma un brio inigüalable...
Y es ahí, cuando a ellas' se les abre la piel y transmutan su ego en ira...
2 comentarios:
Siempre fue ella. Y por ella, yo no pude ser. :(
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